La vuelta de nuestra visita al barrio del Albaicín y a Granada está siendo de película. Empezamos a escribir este post improvisado desde un autocar que nos intenta devolver a Madrid pero no lo consigue. Los túneles de Despeñaperros están cortados -ignoramos los motivos por el momento- y nos acaban de desviar por un estrecho carril en dirección contraria; los turismos dan la vuelta como pueden pero camiones y autobuses permanecemos parados al borde de un barranco que en la noche no tiene fondo. El conductor nos acaba de explicar que un camión se ha quedado atascado en un tunel secundario y no puede continuar, con lo que todos tenemos que desandar a oscuras algunos kilómetros marcha atrás.
Hora pues de sacar los ordenadores y aprovechar las horas que nos quedan de viaje -que pueden ser muchas, incluso puede que tengamos que dormir de nuevo en Granada- para anotar lo que ha sido un intenso día por la ciudad de la Alhambra. No solamente hemos empleado la mañana en la visita programada por los diferentes callejones y parcelas del Albaicín, también teníamos que revisar algunas zonas de la Facultad de Traductores de Granada con motivo de las obras de restauración de sus cubiertas, en cuyo proceso licitación estamos colaborando.
La visita ha sido fascinante; así, sin adjetivos. No se puede acometer este concurso sin haber entrado en los cármenes o haber comprendido la enorme problemática de las servidumbres, callejones y relación entre solares. El comportamiento urbano de un barrio único en el mundo como es éste del Albaicín condiciona una obra desde muchos puntos de vista singulares: por su fragmentación, por su topología, por el altísimo grado de deterioro material de las murallas, por la cantidad y variedad de los procesos a desarollar, etc.
El Proyecto de Ejecución que pudimos estudiar la semana pasada lo ha redactado la arquitecta granadina Isabel Bestué Cardiel. Estamos seguros que intervenir en tu propia ciudad te tiene que inflamar por dentro y eso se nota a lo largo de todas las páginas, archivos y planos que nos ha dado tiempo a revisar. Recordamos varios proyectos de restauración de arquitecturas hispanomusulmanas estudiados y se puede ver a la legua que para la elaboración de éste de las Murallas del Albaicín, se ha puesto mucho corazón.
El concurso de licitación lo ha promovido recientemente la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales de Archivos y Bibliotecas, que pertenece a la Secretaría de Estado de Cultura del Ministerio de Educación Cultura y Deporte. Aunque lo hemos acortado un poco, el nombre exacto de la obra es Obras de consolidación y restauración de varios tramos de las Murallas del Albaicín en Granada, su número de expediente es el J160003 y el pliego de la licitación fue publicado el pasado día 3 de marzo.
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Los varios tramos a los que se refiere el título del proyecto son cuatro si atendemos a los cuerpos principales que son los cubos y no los propios paramentos de las murallas, como podría entenderse en un principio; aunque en realidad se podrían sintetizar en tres o incluso dos en función de qué factor pongamos como prioritario: la geomorfología del elemento construido o la influencia del entorno próximo de cada zona dentro del propio Albaicín. En principio vamos a respetar esta cuádruple división topológica y plantearemos nuestra reseña en función de una visión general de lo que será la obra y un análisis algo más concreto de cada una de estos cuatro tramos.
El por qué de esta restauración dentro del Albaicín
Nuestra intención es hacer un artículo largo y bien planteado acerca de esta licitación del Ministerio de Cultura y de la gran cantidad de valioso e interesantísimo material que contiene la documentación que estamos estudiando. Desgraciadamente desde un autocar en marcha y con otro concurso en proceso que urge más, preferimos por el momento pasar a limpio y comentar las notas de lo que ha sido el día de hoy y dejar esta publicación pendiente para cuando podamos sentarnos.
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