El uso de los colores naturales en el Patrimonio Histórico

por | Última actualización el 19 Mar 2020 a las 12:52AM | Publicado el 19 Feb 2019 | Madrid, Profesión, Técnicas | 5 Comentarios

El uso de los colores naturales en el Patrimonio Histórico: así se llama el taller al que hemos tenido la suerte de poder asistir este pasado fin de semana. Un taller práctico sobre el uso del color y las técnicas de creación y aplicación de pintura sobre muros y soportes tradicionales.

Dos días intensos: 16 y 17 de febrero en el taller que el maestro Luis Prieto Prieto tiene en el barrio de La Latina en Madrid. Él es estuquista y artesano dedicado a los revestimientos tradicionales de yeso, cal, restaurador de estatuaria, ornamento y mobiliario, especialista en pintura decorativa, conocedor de la pintura flamenca y de las recreaciones de mármoles y maderas sobre yeso; generoso maestro y gran conocedor de su oficio.

De su oficio… y de otras muchas cosas.

No podemos dejar de enlazar este texto a su blog Artes de la cales, los yesos y el colorir y a su perfil dentro del sitio de la Red Nacional de Maestros de la Construcción Tradicional, dos interesantísimas páginas web con mucha información sobre unas técnicas que en la actualidad corremos el riesgo de perder para siempre.

Este curso sobre los colores naturales -como otros muchos de enorme interés- lo ha organizado el Museo de la Cal de Morón de la Frontera y su director, Manuel Gil Ortiz, nos ha estado acompañando.

El resumen de lo que hemos aprendido en este taller no tiene otro objetivo que animar a quien pueda llegar a leerlo a apuntarse a futuras convocatorias: merece la pena. Por los conocimientos, por la gente, por el futuro de nuestra arquitectura y por nosotros mismos.

Tuve ocasión de hacer una reflexión en voz alta casi al final en la que no puede evitar explicar cómo una de las cosas que se aprende en estos encuentros es educación. Además, en un amplio sentido, ya que no me refiero solamente a la educación que nace de la experiencia de conocer a fantásticos profesionales restauradores, arquitectos, conservadores y pensadores, sino a esa educación que a nuestra profesión le falta a veces cuando se levanta la vista de la pantalla y se otea el horizonte. Este es un choque multidireccional entre las direcciones facultativas, los oficios, la administración y el mundo empresarial que no dejamos de encontrarnos cada dos por tres.

Pero de esto ya hablaremos en otro artículo más extenso, porque ahora volvemos a lo que nos ha manchado los dedos estos días que es el taller sobre los colores naturales y las cosas que hemos visto estos dos días.

Día 1: pintura de harina y pintura a la cal

En esta primera jornada, realizamos un viaje por los principales productores de pigmentos naturales que hoy en día podemos encontrar. El ocre, los óxidos, las tierras verdes, las cales y los yesos artesanales, las almagras, las sombras, los colores naturales, los aditivos, los retardadores, etc. Todo un mundo de productos más o menos naturales, tradicionales y de bajo coste que vemos en las ciudades y en los pueblos que han sabido mantener barrios o edificios como fueron pensados y construidos.

Frente a ellos, el lenguaje del petróleo. Los productos sintéticos, los pigmentos artificiales, los lasures, la imposición del NCS (Natural Color System), la reducción y simplificación de soluciones para colorear las ciudades y su principal consecuencia: su pastelización.

Sobre este antagonismo debemos hacer referencia a lo aprendido en el taller El estuco tradicional de yeso y cal y su espacio en el patrimonio histórico, impartido en la Escuela de Patrimonio del Monasterio de Santa María la Real de Nájera y del que Luis Prieto fue el ponente principal. Recordamos los sistemas de producción de ocre en la región de Vaucluse en Francia, el trabajo de la asociación coperativa Ôkhra (de la zona de Roussillón), de Terres et couleurs (también francesa), o el estado de las minas españolas que en su momento estuvieron dedicadas a la extracción de áridos y óxidos naturales, no para la industria siderúrgica, sino precisamente para la fabricación de pigmentos.

Tuvimos la oportunidad de ver las diferencias entre las tierras verdes naturales, el ocre y las tierras rojas, de cómo se presentan de forma estable en la naturaleza, así como las necesidades de cocción y procesado necesarias para conseguir un producto de la tonalidad, la hidraulicidad y la resistencia a la degradación deseadas.

La primera técnica fue la de la pintura de harina y pigmento natural, concretamente una tierra ocre de la región de Rousillon. Utilizamos este engrudo para cubrir una pieza de madera con el fin de ver la buena respuesta de absorción, secado y textura de una pintura de un coste muy bajo con unas elevadas prestaciones de durabilidad y protección. Un excelente producto si se usa en carpinterías o escuadrías de madera vista en climas húmedos y fríos, donde la humedad y la luz son los enemigos.

También elaboramos pintura a la cal con cal en pasta envejecida de fabricación artesanal, que bien podría haber servido para la coloración de morteros o para la ejecución de pátinas o veladuras sobre un paramento con la misma base. Aprendimos cómo modificar la pintura posteriormente para subir y bajar los tonos, así como a realizar un test de fenolftaleína para comprobar el estado de carbonatación de un mortero.

Por la tarde realizamos una pequeña excursión por el barrio de la Latina, la Cebada, la calle Toledo y las inmediaciones de la calle Atocha, contemplando algunos ejemplos de fachadas coloreadas y deteniéndonos en tres grandes edificios.

Palacio de Viana

El primero de ellos fue el edificio que hoy conocemos como Palacio de Viana, edificio nobiliario del siglo XVI de la familia Rodríguez-Galindo, asociado a los desaparecidos Monasterio de la Concepción Jerónima y la antigua Iglesia de la Santa Cruz, y situado detrás de la ampliación que Pedro Muguruza hizo tras el Palacio de Santa Cruz. Javier Mariategui en 1843 y Valentín Roca en 1920 realizaron las obras de rehabilitación más importantes, a las que hay que sumar la intervención del año 2008 que modernizó el edificio y en la que sus fachadas fueron restauradas.

En las fotos siguientes podemos ver cómo era el Palacio de Viana antes de la intervención (izquierda o arriba), cómo quedó tras su rehabilitación (centro) y cómo se encuentran los paramentos a día de hoy (derecha o abajo).

Solamente pasan 10 años desde la segunda fotografía a la tercera por lo que la degradación del color -en este caso un rojo vivo totalmente sintético, nada de colores naturales aquí- es muy significativa. En esta comparación es necesario contar también con las posibles alteraciones de las imágenes digitales, los filtros de color y la saturación de los tonos.

Por ello, mostramos otras dos imágenes -ambas tomadas durante la visita- en las que se puede observar cómo algo del tono original tras la restauración de 2008 ha quedado en esos laterales de los miradores de la fachada occidental donde el vidrio curvo se ha comportado como filtro.

Palacio de Anglona

El segundo edificio fue el Palacio del Príncipe de Anglona, casa palacio de finales del siglo XVII que ha sido reformado en varias ocasiones, de entre las que cabe estacar la planteada por Antonio López Aguado en 1802. En los años 80 el estado de este edificio es ruinoso y por ello, una obra muy importante y difícil fue la de restauración y rehabilitación al estado y uso que hoy podemos ver, dirigida por el arquitecto Ignacio Blanco Lecroisey.

En ella se solucionaron los inverosímiles problemas de agrietamiento de las fachadas, producidas por la falta de resistencia de unos muros ahuecados y con graves problemas de estabilidad, y se restauraron las fachadas con un soberbio estuco a la martillina que 40 años después sigue estando en un estado muy bueno. Estos dos enlaces dirigen a dos artículos de las revistas del CSIC sobre la historia y la arquitectura de este palacio y sus jardines (de este artículo hemos extraído el dibujo anterior) y sobre la obra de consolidación de 1983.

La ejecución de este tipo de revestimiento no solamente necesita de varias capas de revoco y enlucido sobre la fábrica, sino el laboriosísimo trabajo de replanteo del dibujo de los sillares, el suave marcado del fileteado perimetral de cada uno y, finalmente, el repretado de la última capa de enlucido con la martillina de manera completamente manual. Es de destacar cómo ningún sillar es igual a otro y cómo, además, se cambian aleatoriamente las orientaciones de la textura para lograr así un envejecimiento bello y natural.

Casa de Don Antonio Ballesteros

A pocos metros del Palacio de Anglona, en el nº 6 de la Costanilla de San Andrés se encuentra un edificio construido en 1765 por el arquitecto madrileño Ventura Rodríguez, con una fachada de revoco de cal que dibuja sillares marcando un poderoso avitolado.

El autor material de esta restauración del paramento es el propio Luis Prieto. Así sucedió que tuvimos la suerte de escuchar parte de la historia de la recuperación del inmueble y sus fachadas, y de cómo apareció un cuadro que mostraba los colores originales del enlucido exterior. El acabado actual de cal está conseguido con una suave combinación de colores naturales de tierras y pizarras.

Los alzados y plantas originales de esta casa los pudimos ver en la exposición de la obra de Ventura Rodríguez que se organizó en los Cuarteles del Conde Duque de Madrid durante la primavera de 2017 llamada «Ventura Rodríguez y Madrid en las colecciones municipales». Casualmente (o no) sus alzados aparecían en una miniatura del tríptico de la exposición, que bien nos sirvió para ilustrar este artículo de nuestro blog aunque uno de ellos también pueden verse hoy en su ficha de la Biblioteca Digital de la Memoria de Madrid.

Día 2: pinturas a la cerveza, leche, caseína y plumbagina

Comenzamos el segundo día del curso elaborando pintura a la cerveza, perfecta para las técnicas que imitan diferentes tipos de madera como caobas, nogales, arces o raíces. Tuvimos también la oportunidad de ver y tocar una muestra de pinceles y brochas de diferentes tipos de pelo, formas, suavidades, precios, formas de sujetarlas, etc. muchos de ellos ya imposibles de conseguir, y cada uno con una aplicación y un cometido distintos.

Después, aprendimos a dosificar y diluir goma arábiga en agua como base para la fabricación de una acuarela natural de gran calidad. Estuvimos moliendo pigmentos de varios tipos: sombra natural del País Vasco, tierra verde de Chipre, carmín y azul ultramar, y preparando así varias muestras para introducir directamente en los tubos y usar directamente como colores naturales.

La pintura a la caseína fue la siguiente que elaboramos, activando la disolución y haciendo una de sus variante más conocidas y utilizadas: el caseinato de cal, para lo cual utilizamos la pintura de pasta de cal elaborada el día anterior y que se encontraba en perfectas condiciones. Esta pintura es totalmente insoluble al agua, impermeable, extremadamente duradera y si no se añaden aditivos o cargas, respeta la viveza de los colores. Un ejemplo de esta técnica es el Panteón de los Reyes de la Colegiata de San Isidoro en León.

Ya para finalizar, hicimos una muestra de pintura a la leche y otra de plumbagina con grafito en polvo. Esta última, además, la estuvimos aplicando directamente a una pieza de reja de acero que irá colocada en una de las puertas del edificio de viviendas que uno de nuestros compañeros del taller rehabilita actualmente en el casco histórico de Madrid.

Licencia Creative Commons
Todas las imágenes contenidas en el artículo titulado ‘El uso de los colores naturales en el Patrimonio Histórico: taller práctico’ y las fotos actuales del artículo con el mismo nombre son contenido original. De las fotografías antiguas se ha citado la fuente en la medida de lo posible. Aquellas fueron publicadas por primera vez en sobredos.com y se encuentran bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Este curso en el taller de Luis Prieto no han sido solamente las recetas, las prácticas y el escuchar con fascinación y agradecimiento, sino también el conocer otras personas con grandes conocimientos e intereses, del mundo de la conservación, la arquitectura y la restauración, algunos de los cuales se han hecho un montón de kilómetros para venir. Desde este blog los saludamos a tod@s con el deseo de que nos encontremos de nuevo.
[schema type=»review» url=»http://www.museocaldemoron.com/» name=»Taller sobre los colores naturales» rev_name=»El uso de los colores naturales en el Patrimonio Histórico» rev_body=»El uso de los colores naturales en el Patrimonio Histórico; Dirigido a: profesionales de la construcción (pintores, decoradores, jefes de obras y albañiles), técnicos (arquitectos, arquitectos técnicos de la edificación, restauradores), público en general, aficionados, público curioso con interés por la construcción ecológica y sostenible; Impartido por: Luis Prieto Prieto; Fechas del curso: 16 y 17 de febrero de 2019; Sede del curso: taller de Luis Prieto, calle de Don Pedro 7, Madrid; Organizado por: Asociación Cultural Hornos de la Cal de Morón» author=»https://plus.google.com/+sobredos» pubdate=»2018-02-19″ user_review=»5″ min_review=»1″ max_review=»5″ ]
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5 Comentarios

  1. Verónica Crespo

    Hola. Me ha parecido una pasada. ¿sabrías si lo van a volver a repetir?

    Responder
    • @sobre_2

      Hola Verónica. Durante este curso se comentó que habría un nuevo taller en primavera y hoy nos ha llegado la información de que se impartirá los días 6 y 7 de abril.

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  2. Madregamer_85

    Tuve ocasión de conocer a Luis hace unos años y veo con agrado que algunas cosas no cambian. «Generoso maestro, gran conocedor de su oficio y de otras muchas cosas». Exactamente ese es Luis Prieto.

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  3. Marisa

    Buenas, leí este artículo hace un tiempo y me anoté este taller porque me interesó muchísimo. Hace tiempo que vi una nueva edición para los días 16 y 17 de mayo pero no sé si va a poder ser. Creo que van a terminar el confinamiento por lo del coronavirus el día 10 u 11, no estoy segura. Sin embargo no sé si este curso lo volverán a impartir en las mismas fechas. Una pena.

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  4. África

    Buenísimo el articulo. Un cordial saludo.

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